Aquel peronismo noventista, en el que militaban de lejos Néstor y Cristina Kirchner, estaba excitado frente a esas escenas, que metaforizaban teatralmente y a la vista del país entero el éxito de su gran propósito. Pero no estaba solo: la sociedad argentina mayoritariamente compartía esos espejismos peronistas, beneficiada por los primeros efluvios de la convertibilidad. Recordemos que la gente venía del trauma de la hiperinflación y que la estrategia del peronismo le había traído un respiro. Un peso valía un dólar, todavía Menem no había terminado de vender áreas clave del Estado ni se había hiperendeudado para sostener la mentira, y por lo tanto había crédito abierto, quimera nacional y relativización moral frente a la corrupción.Cómo nos gusta que el peronismo nos mienta, de Jorge Fernández Díaz
Recordé la llegada del Kitty Hawk y su apoteosis social mientras veía el desembarco de la Fragata Libertad. Mar del Plata y el peronismo. La misma ciudad, la misma fuerza política en el poder. Pasaron veinte años entre una y otra fiesta. Y esta vez tocó ser nacionalista. "¿Cuántas veces tendré que morir para seguir siendo yo?", decía una vieja canción del rock. Aviones que practicaban acrobacias, granaderos de la República que tocaban "Avanti morocha", proclamas patrióticas y la voz de Cristina: "Ahora, más que nunca, patria sí, colonia no".
domingo, enero 13, 2013
Espejismos peronistas 2
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