Darín es uno de esos actores a los que gusta entrevistar. Es capaz de salirse del contrato que le obliga a promocionar su película y hablar de la vida, del barrio, de educación, de ambiciones, de ese hostal familiar en el que le acogen cuando reside en Madrid, de ese mundo de ayer que heredó de sus padres y de lo poco que le atrajo residir en USA para acabar especializándose en papeles de traficante de drogas latino. Ricardo es capaz de sacarse la camisa mientras te habla y ponerse una más adecuada para la foto o de disfrutar de una pasta y responder a un tiempo a tus preguntas. Es así con cualquiera: callejero y seductor, enérgico y educado; un actor que actúa cuando toca pero no lleva la sobreactuación a la vida real. No todos los actores lo consiguen. A veces, Darín también habla de política. Y se monta, claro. Si en algo se parecen países como Argentina y España es que los que ostentan el poder detestan la disidencia o que alguien les pida cuentas. En la entrevista que ha causado el alboroto el actor describía así el ambiente de confrontación que se vive ahora mismo en su país: "en las culturas civilizadas cuando los que gobiernan detectan a alguien que no les vota, tratan de seducirlo. No eliminarlo, ni desacreditarlo". El actor se preguntaba, y esto ha sido el colmo para el talante irritado de su presidenta, cómo el matrimonio Kirchner había hecho su fortuna.Cuentas y Paz, de Elviro Lindo, en El País de España.
Sin ira, sin grosería, Ricardo instaba a Kirchner a actuar de reconciliadora en un país en el que hay viejos amigos que no se pueden sentar a la misma mesa por diferencias políticas. Le pedía a su máxima representante que no echara más leña al fuego. Pedía cuentas y paz. Dos principios democráticos: transparencia y libertad de expresión. Aplaudo su valentía. Esas palabras sirven de igual forma para nuestro país, que también es el suyo.
jueves, enero 10, 2013
Aplausos españoles para Darín
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