La Educación, que debería ser cuestión de debate sereno y reflexivo, se ha convertido en arma arrojadiza. Ya dejó claro el escritor inglés del siglo XVII, John Wilmot, que tampoco es una cuestión fácil:
Antes de casarme tenía seis teorías sobre el modo de educar a los niños. Ahora tengo seis hijos y ninguna teoría.
Pero estaremos todos de acuerdo en que siguiendo este decálogo tendremos futuras generaciones de necios, irresponsables, vagos…
- Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
- No le dé ninguna educación en valores; espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
- Cuando diga palabrotas, ríaselas; esto le animará a hacer cosas más graciosas.
- No le reprenda nunca ni le diga que está mal algo de lo que hace, podría crearle complejo de culpabilidad.
- Recoja todo lo que él deje tirado y hágaselo todo. Así se acostumbrará a cargar las responsabilidad sobre los demás.
- Déjele ver todo cuanto caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados pero deje que su mente se llene de basura.
- Dispute y riña a menudo con su pareja en presencia de su hijo. Así adquirirá una práctica eficaz en sus relaciones afectivas de futuro.
- Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario trabajar.
- Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El esfuerzo personal podría producirle frustraciones.
- Delegue en los profesores su educación pero no la autoridad. Póngase de parte de su hijo en cualquier conflicto con sus educadores. Piense que ellos tienen prejuicios contra él y realmente le tienen manía.
Copiado de Historias de la Historia.
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