En su intento fallido de ir por todo, en el afán destructivo que despliega ahora fuera del poder, el kirchnerismo es un fenómeno inédito que genera respuestas inéditas. Por eso, a primera vista este momento de crisis puede resultar parecido a otros que ya vivimos, y puede agravarse a medida que se acercan las elecciones, pero es uno muy distinto.
Hay un riesgo: el de deslizarnos en una pendiente de polarización social cada vez mayor, la misma que tanto alentaron los Kirchner en su propio beneficio y tanto daño hizo al país. Pero hay una oportunidad: la que encarnaron aquellos que el sábado salieron a la calle por su propia voluntad, sin que nadie los llamara.
En La crisis de siempre, pero muy distinta, artículo de Héctor Guyot.
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