Con El Furia no existía el cuentapropismo. Después de todo era un atributo que hoy debiera valorarse.El sistema de acumulación lubricaba con armónica brutalidad. Nadie podía comerse una aceituna que no le correspondiera, sin su consentimiento.La pasión recaudatoria existía, pero estaba centralizada. El comercio era mayorista. No para cualquiera. En el desorden de la retirada es bastante más fácil.Es precisamente la consecuencia de aquella pasión, insaciablemente inagotable, la que signa la desdichada actualidad política.Ya no sólo en el ámbito nacional, donde los antiguos excesos se mantienen relativamente controlados. A resguardo, merced a la mayoría parlamentaria. Y a la instrumentación de los jueces adictos, que padecen, según nuestras fuentes, síntomas prematuros de culposidad. Por las operaciones perceptibles, por lo que trasciende, entre los alrededores de las familias. Se trabaja sobre los hijos, los amigos, el circuito social.“¿Hasta cuándo vas a jugar tu prestigio por quienes se la llevaron?”. “Pensá en los que deben cargar con tu apellido”.La pasada pasión recaudatoria signa, también, el desplazamiento en el plano internacional. El precipitado giro hacia la esfera de Rusia y China, que se acentúa a través de los conocimientos medulares que brotan, desesperadamente, desde Estados Unidos.
Copiado de Jorge Asís Digital.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario