Sería mejor que las actuales autoridades arreglaran el problema de la inflación, de la dependencia energética, del default voluntario por perder un juicio en las tres instancias posibles y después no querer cumplirlo. Sería mejor que dedicaran los esfuerzos a lograr una política de consenso que permitiera una transición ordenada del poder, conciliando posiciones con aquellos que ganen las elecciones presidenciales de 2015. Nuestro país agradecería esa decisión mucho más que la de haber puesto tanta energía en el afán de querer cambiar la historia desde 1810 para beneficiarse simbólicamente. Hasta Belgrano ha sido atacado por unos y otros. Por suerte es intocable, sobre todo en un aspecto sumamente importante: nació rico y murió pobre, quizá lo opuesto de los actuales dirigentes. La historia de Belgrano, en este aspecto, no podrá ser cambiada.
Copiado de El futuro del pasado y la economia del presente, de Orlando Ferreres.
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