El tercer insumo es institucional: Es mucho lo que se suele poner bajo este paraguas: reglas de juego, transparencia, regulación. Prefiero concentrarme en algo menos obvio pero más urgente: la jerarquización del funcionario público y de la capacidad del Estado. Sin funcionarios capaces, con funciones, incentivos y retribución apropiados, seguiremos teniendo este Estado grande y bobo, corrompido en el sentido económico y en el organizacional: un Estado que ya no puede cumplir con sus funciones. ¿Cómo vamos a implementar un plan de infraestructura o una reforma educativa, a regular monopolios y mercados, a promover la innovación y la creación de empresas sin gente que escriba los contratos, gestione los recursos, elabore los análisis, supervise la ejecución? ¿Cómo vamos a tener un Estado ya no grande o pequeño sino presente, sin funcionarios idóneos, orgullosos de pertenecer a una élite pública? En el Estado argentino sobran las cigarras políticas dispuestas a saltar de puesto en puesto o a atrincherarse para defender la causa, pero faltan funcionarios de carrera que entiendan y empujen el paciente trabajo de hormiga del desarrollo. El próximo gobierno heredará un Estado enfermo y una de sus prioridades será curarlo.
Copiado del artículo No viviremos de rentas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario