Cuando ayudas a países como Perú, un país de ingresos medios, con 10.000 dólares de renta per cápita (unos 7.500 euros), mientras hay niños muriendo de malaria y gente que no consigue medicinas para el sida, el resultado es bastante diferente. Cuando ayudas a este tipo de países con un nivel suficiente de riqueza debes preguntarte por qué, por qué le ayudas. La ayuda debería ser para los más pobres. La Comisión Europea, por ejemplo, ha decidido dar menos ayuda a países de ingresos medios y esa es una gran decisión. Lo importante es que todas las vidas tienen igual valor y que podemos cambiar muchas más cosas en países pobres que cuando ayudas a un país como Perú, con ingresos medios, que tiene sus recursos que explotar y que podría ser tan rico como un país europeo. Marruecos tiene minerales y mucho dinero si lo comparas con Chad, Mozambique, Sudán o Etiopía. Lo que puedes conseguir es muy diferente. Históricamente la ayuda estaba mezclada con la amistad. Estados Unidos ayudaba a países que podían malgastarla, pero si era un amigo no había problema. Afortunadamente con el fin de la Guerra Fría ese tipo de ayuda ya se acabó y ahora puedes decir que cada euro que gastamos tiene un impacto humanitario: está alimentando a un niño, permitiéndole nutrirse para que su cerebro se desarrolle con plenitud, y la lucha contra la malaria lleva también ese camino. Esas son las prioridades del mundo. Un país como Perú está luchando bien contra la malaria sin ayuda exterior.Entrevista a Bill Gates. Visto en La Gaceta.
domingo, febrero 26, 2012
Gates y a quien ayudar
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