"¿Fue una remoción ilegal? No, pero las formas fueron inesperadamente peronistas. Un juez importante resumió la situación en una frase: "El Gobierno pagó un costo republicano, pero ganó poder". Un senador peronista terminó resignándose: "No nos podemos quejar. Nosotros hubiéramos hecho lo mismo". Por eso, y porque Freiler es claramente indefendible, la protesta del peronismo fue sólo formal. Al final de la semana, Macri les había mandado mensajes al peronismo (está dispuesto a usar el poder hasta explorar los límites) y a los jueces (ninguno con denuncias de corrupción tiene la continuidad asegurada).
Y, sobre todo, se había ganado el respeto del peronismo. No sólo es un presidente que ganó ya dos elecciones nacionales consecutivas; demostró también que no es De la Rúa ni Alfonsín. Es otra cosa. Está dispuesto a afianzar su gobierno sin recatos ni modestia. La República, parece decir, no puede ser defendida cuidando la estabilidad o la impunidad de los corruptos. En ese camino signado por los límites entre la audacia y la legalidad, Macri está limpiando los obstáculos para convertirse en el primer presidente no peronista en casi 90 años, desde Marcelo Torcuato de Alvear, en 1928, en terminar su mandato en tiempo y forma. Algunos peronistas han bajado ya los brazos: "No volveremos al poder hasta 2023 por lo menos", lamentan. El futuro siempre oscila, pero ésa es la sensación que se construye en el peronismo cuando se usa el poder, todo el poder."
De Joaquin Morales Solá en Macri usó el poder hasta los límites.
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