domingo, junio 02, 2013

Estanflación para todos y todas

La Inflación cero de Gelbard terminó en el Rodrigazo; la tablita de Martínez de Hoz, con las devaluaciones descontroladas de Sigaut; el Plan Austral, en la hiperinflación; la convertibilidad, en uno de los defaults soberanos más grandes de la historia, y el modelo del padrino Duhalde y sus ahijados Néstor y Cristina, en estanflación.

La mayoría de esos planes tuvieron su "veranito" de crecimiento económico y, por ende, de la recaudación de impuestos. Pero todos terminaron con enormes déficits fiscales que, junto con la manera de financiarlos (deuda o emisión monetaria), provocaron sus respectivos colapsos con saltos inflacionarios o defaults de la deuda pública (y de los depósitos privados).

Hoy, a casi 40 años del Rodrigazo, hecho que marca una aceleración sin precedente en nuestra decadencia, vuelve a ocurrir algo similar. Hace 20 meses que la economía no crece, el sector privado destruye empleo, la altísima inflación no cede y, sin embargo, nadie clama por un necesario ajuste del gasto público. Por lo menos, dado que ya es récord histórico -igual que la presión impositiva- debería crecer mucho menos que 35% anual, la tasa promedio de los últimos 10 años.

¿Por qué no se ajusta el gasto público? Porque el único que está ajustando, el sector privado, no tiene el enorme poder de lobby (y fáctico) de los que manejan el gasto. Es decir, los diputados, senadores y miembros del Ejecutivo que votan los presupuestos aumentándolos a tasas siderales todos los años. Entre empleados públicos, jubilados y beneficiarios de planes sociales tienen una clientela de más de 10 millones de argentinos.
Estanflación para todos y todas, artículo de José Luis Espert.

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