Estos días en Argentina hay demasiados detectives.
Improvisados, temporarios y sin fines de lucro, pero detectives al fin. Con "pruebas" vistas en la Televisión, en Internet o en revistas. Cualquier fuente es válida para ellos. Primero fue el padrastro. "Para mí que fue ese tipo, el que pesca". Luego la madre resulta ser pusilánime al hablar con la prensa. Adjetivos varios se usaron para describir al hermanastro. Hasta hablaron de un novio, o de las tomas de la víctima obtenidas de cámaras de seguridad de algunos edificios vecinos. Luego es el portero. "Fue premeditado. El tipo tenía la bolsa grande de consorcio que no es la común". Es llamativo como inventamos, creamos o imaginamos en base a lo que muestran los noticieros. Que están gran parte del día prendidos del tema. Por que vende. Eso quieren los detectives desde sus casas. Eso les dan.
A los detectives, además de sus fuentes habituales, les vendría bien leer Emma Zunz, un cuento de Jorge Luis Borges, por que a veces hasta lo que parece ser no es. O es posible explicarlo con otros puntos de vista. Incluso lo que la evidencia muestra como rigurosa verdad puede tener una explicación diferente. Y no faltar a la verdad.
La ilustración es © de Alberto Breccia.
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