(...) no era magia, al final sólo se trataba de un ingenioso mecanismo de engaño. Resulta que los nobles "emancipadores", mientras denunciaban a todo crítico como cipayo y entreguista, le regalaban 1500 millones de dólares al peor capital financiero. Esos bonistas afortunados se sirvieron del patológico afán por fingir que caracterizaba al gobierno cristinista. Que trucó las cifras de crecimiento para ganar imagen en los barrios, a sabiendas de que cuanto más inflaba los números más les entregaba el patrimonio nacional a esos buitres amaestrados por el cupón PBI.
Del artículo de Jorge Fernández Díaz, Recaudar hasta con las pilchas del General.
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