Cualquier proyecto humano tiene tres preguntas: ¿quién?, ¿qué? y ¿cómo? En los tres fracasos de la gestión macroeconómica hubo una pregunta que no fue formulada. Los argentinos debatimos mucho el "quién", poco el "qué" y nada el "cómo". El "quién" lo responde rápidamente el presidente al elegir a un ministro de Economía. En buena parte del ciclo Kirchner -más grotesco- ni siquiera contó con ministros: éstos fueron decorativos y la gestión quedó en manos de dos presidentes sin condiciones ni capacidad para esa tarea. El resultado está a la vista. Mientras la soja subía de precio, las irresponsabilidades e ineptitudes no se notaban tanto; ahora estamos frente a la evidencia del fracaso. En ambos casos -con ministro o sin ministro- la concentración de poder y la sujeción sin control a prioridades políticas de corto plazo limitaron la posibilidad de un horizonte de planeamiento suficiente.
Copiado de Cómo evitar nuevos fracasos económicos, de Luis Rappoport.
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