Mirado desde el presente, se diría que a menudo se han interpretado como éxitos de Perón lo que en realidad fueron fracasos: de la economía a la política internacional, del obsesivo nacionalismo a la pretensión de custodiar un pensamiento nacional, una quimérica esencia del ser argentino. Se entiende así cuán alto es el riesgo de repetir los desaciertos pasados como si hubieran sido triunfos. El riesgo de seguir cultivando la misma pulsión populista del pasado, de usar a Perón como si fuera una eterna presencia y no un protagonista clave de la historia sobre el cual reflexionar con la cabeza fría. Olvidando al pasar que si Perón fue una fábrica de orgullo nacional y nacionalista, la excepcionalidad tantas veces gritada se volvió marginalidad y la unicidad, aislamiento.
En La figura de Perón al trasluz de la Historia, de Loris Zanatta.
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