De todas las muchas grietas argentinas, la más extraña es la que separa a Cristina del país que efectivamente existe. Vive en otra dimensión. Aún maneja las palancas del poder, pero las mueve de manera tan excéntrica que no producen los resultados previstos. Voluntarista por vocación, la Presidenta parece haberse convencido de que, siempre y cuando se aferre a su propia versión de la realidad, el resto del universo terminará haciéndola suya.
La burbuja de Cristina de James Neilson.
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