Solo le pido a Dios que te haga saber que mientras vos cantabas y celebrabas la democracia, había gente en ciudades y pueblos a los que una garra que les recordó a la dictadura, les volvió a arañar la suerte, la otra mejilla, los bienes, el mercadito, la esperanza y la ilusión. Tal vez hubieras podido hacer un minuto de silencio, de duelo, antes de cantar, y de llorar por ellos, ¿por qué no?. Algunas de tus canciones dan eso, ganas de llorar.Pero no. Tal vez no sabías, no viste la tele. Al final del día los párpados seguramente se te cerraron como persianas con doble candado y te fuiste a dormir. Es tan confortable amodorrarse así, ¿no?, querido, políticamente correcto, arropado por el general Milani, por el compañero Gerardo Martínez, el informante de la dictadura.
Todo bien. Felices sueños, León.. Sólo le pido a Dios que no te asalte la pesadilla de la realidad. Y que no dejes de cantar la canción. Me gusta esa parte en la que dice que si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente.
León, gato de Carlos Ares.
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