Sarmiento, más allá de los exabruptos propios de su carácter volcánico tuvo en claro que la Argentina debía crecer en el respeto por las ideas ajenas. A lo largo de su existencia supo reconocer sus errores y dar marcha atrás cuando implicaban un riesgo de daño para el país. Fue enemigo de los totalitarismos y se opuso a la exaltación del culto de la personalidad de los gobernantes. Por otro lado, su propia y obstinada acción en pro de "educar al soberano" a fin de que el pueblo supiera optar por el mejor camino individual y social, parece no haber sido del gusto de los que proclamaron como única "su verdad" y la reflejaron a través de un relato maniqueo en el que unos eran los buenos y otros los malos.
Entrevista a de Marco en ¿Por qué el kirchnerismo quizo denigrar a la figura de Domingo Sarmiento?
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