Hasta que la sociedad misma no se convenza de que la condición hacia la prosperidad es un Estado chico y no uno gigantescamente holgazán como el que mantenemos, sólo deberemos conformarnos con no caer en un infierno institucional como el que aseguraría el regreso del magnánimo club K. Mientras tengamos una sociedad que apoye mayoritariamente a un socialismo empobrecedor, solo podremos aspirar a la mediocridad estable como el mejor escenario posible, el cual en las condiciones actuales, no es fácil de conseguir.
El argentino promedio vive oprimido y quejándose por culpa del socialismo de siempre pero irónicamente, aborrece al liberalismo que no conoció nunca. En un contexto de sociedad más exigente, obviamente, los políticos actuales que constituyen la elite intelectual de Peronia, serían reemplazados por algo más parecido a un Alberdi o un Sarmiento. A este punto no sé si esto es una expresión de deseo de mi parte o simplemente constituye un ejercicio de ciencia ficción, pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde, aun en la incorregible Peronia.
Copiado de El Cronista
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