La poca información en los lugares menos desarrollados, y la falta de normalidad en el resto, hacen que la menstruación quede relegada en la lista de prioridades sanitarias y presupuestarias de la práctica totalidad de estados. El resultado es una diferencia abismal entre países, no solo en el acceso a estos productos sino en los impuestos con los que están gravados y en su precio. Unas desigualdades que recorren un camino paralelo al de la situación de la mujer en esos lugares.
Más de 12 euros cuesta una caja de tampones en China (donde solo el 2% de las mujeres los usa), apenas dos se pagan en Inglaterra o en Kenia, casi cinco en Ecuador… Los productos de higiene femenina son caros, muy caros o desorbitados, según los países y según sus salarios mínimos. Sobre todo si se tiene en cuenta que son una necesidad propia del sexo, sin ningún tipo de capacidad de elección: si eres mujer, tienes la regla. Punto.
Copiado de TASA ROSA: LAS COMPRESAS Y TAMPONES TIENEN EL MISMO IVA QUE EL CAVIAR
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