Nuestros problemas crecientes en relación con el suministro de recursos naturales no los causa la naturaleza, sino nosotros. Nos hemos permitido abandonar la razón y renunciar a nuestra libertad. Nos hemos permitido ser liderados por gente que nos congelaría e inmovilizaría antes que derramar algo de petróleo sobre una nieve que difícilmente cualquiera de nosotros veremos jamás o molestar el hábitat de animales salvajes que no nos importan nada.
En Minería para el próximo millón de años, de George Reisman.
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