La película está llena de contrastes entre los dos tipos de vida de Santiago, el protagonista: las imágenes cotidianas tanto antes del accidente como las posteriores al mismo. Esos contrastes, hasta en pequeñas cosas, como fumar y beber luego del accidente y no antes, son la esencia de la película. Es el sello de Trapero en este film, que los cuenta con imágenes impactantes y diálogos cortos. Imágenes crudas y hasta dolorosas de un muy buen film, el cuarto, de este joven director de 35 años.
La música acompaña de forma brillante a las imágenes, la mayoría filmadas en Santa Cruz, cerca de Río Turbio. Desde el comienzo mismo, con la secuencia de títulos y las fotos de la felicidad familiar, la música ya juega un papel importante, como en el resto de la película.
Durísima y simple, con un tempo que a muchos tal vez disguste (si te gusta el cine como depredador, entonces no es para vos), Nacido y criado narra con todos los elementos del cine y gusta.
A propósito, Trapero hizo antes Mundo Grúa, El Bonaerense y Familia Rodante. Sólo había visto el Bonaerense y no me gustó.
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