No hay default sin deuda. No hay deuda sin déficit. No hay déficit sin exceso de gasto público. Y no hay exceso de gasto sin una población que en promedio adora al Estado y le pide que haga de todo.
¿Culpables? Mirarse al espejo.
— Iván Carrino
No hay default sin deuda. No hay deuda sin déficit. No hay déficit sin exceso de gasto público. Y no hay exceso de gasto sin una población que en promedio adora al Estado y le pide que haga de todo.
¿Culpables? Mirarse al espejo.
— Iván Carrino
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