Aquí está la explicación de porqué exportamos materia prima y pocos productos con valor agregado:
Entonces ¿por qué no podemos convertir acero en una sembradora y exportarla a Hungría? ¿Por qué no podemos vender aberturas de aluminio a Estados Unidos? ¿Por qué no podemos exporta casimir 50% mohair y 50% merino a Italia? La diferencia entre exportar y vender al mercado interno es la carga impositiva. No tanto el monto sino el momento en que deben abonarse.
Si Aluar exporta un producto que vale 100, cobra ese dinero menos los derechos de exportación (ahora en 10%) y mal y tarde cobrará algún reintegro de IVA por sus insumos.
Si vende localmente agrega impuesto a los ingresos brutos, IVA e impuesto al cheque. Pagaderos inmediatamente, aunque cobre después. Con una tasa de interés del 80% anual, el costo financiero del IVA es de 4% de la venta si cobra a 90 días. Sumemos: 5% de IIBB y 4% costo financiero de IVA y 0,6% de impuesto al cheque.
El comprador, supongamos que esté en el Gran Buenos Aires, tiene 1.300 kilómetros en camión por la Ruta Nacional 3. Podría ir en barco desde Puerto Madryn a Bahía Blanca y ahí por el Ferrocarril Roca, o en barco hasta Ensenada, pero sólo el 10% de la carga se mueve por tren. El flete sale el doble por el costo impositivo. El camión y las cubiertas tienen un 100% de sobrecosto impositivo (50% camión, 50% impuestos). Peaje, tributo al Club de la Obra Pública, club del cual el presidente es socio.
El fabricante de perfiles tiene entonces: 5% de IIBB en el precio del aluminio, 21% de IVA, 4% de costo financiero sobre IVA, 1,2% de impuesto a las transacciones financieras más flete. Ya pagó más que quien importó el aluminio de Aluar (además el flete marítimo es más barato que el terrestre).
Nuestro fabricante efectúa la conversión de aluminio en perfiles. Requiere electricidad (con IIBB, IVA y 20,5% de recargo impositivo), mano de obra (con 30% de cargas sociales), maquinaria con aranceles de importación, tanto la máquina como los repuestos y el IVA de la máquina pagado por adelantado. Todo eso lo tiene que recargar a su producto. Luego le vende perfiles a un fabricante de aberturas.
Este tiene acumulado: 2 capas de IIBB, 2 capas de impuesto al cheque, el costo financiero del adelanto impositivo en ambos casos, el costo impositivo del flete de ambos tramos, más los impuestos sobre la electricidad y contratación de personal.
Cuando venda sus aberturas deberá abonar ingresos brutos, impuesto al cheque y pagar el IVA meses antes de cobrar su producto. Ya tiene acumulado 15% de IIBB, 3,6% de Impuesto al cheque, 21% de IVA, impuestos sobre los tres tramos de flete, impuestos del 20,5% sobre la electricidad, impuestos sobre el empleo de personal y el costo financiero de adelantar impuestos (paga IIBB e IVA al momento de emitir la factura, no al momento de cobrar), y además ya pagó el costo financiero de Aluar, de la fábrica de perfiles, más el propio (12%).
Aunque fueran eficientes, profesionales, con buen diseño y calidad, ¿a quién le podrán exportar un producto cuya composición es 50% de impuestos? Es por esto que podemos exportar aluminio puro y no perfiles de aluminio.
Consecuencias adicionales: por la carga impositiva, las empresas abaratan costos. Reducen la calidad. Retrasan la renovación de maquinaria. La consecuencia es ocho años de estancamiento del PBI, decrecimiento en los últimos cuatro.
Copiado de Los impuestos, el lastre que frena la iniciativa exportadora.
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