"Vía la inflación continua, los gobiernos pueden confiscar, secreta e invisiblemente, una parte muy importante de la riqueza de sus ciudadanos. Con tal método no sólo confiscan, sino que lo hacen arbitrariamente en un proceso que empobrece a muchos y enriquece a unos pocos.
La inflación alinea todas las fuerzas ocultas de le economía del lado de la destrucción de modo imposible de prever. Son los efectos destructivos, distorsivos y corrosivos de la manipulación monetaria de los gobiernos lo que llevó virtualmente a todos los economistas del siglo XIX a aprobar el anclaje del sistema monetario en una commodity como el oro para impedir el uso de los poderes gubernamentales para imprimir billetes sin respaldo y así cubrir sus extravagancias presupuestarias.Vale la pena recordar las palabras de John Stuart Mills: Ninguna política tiene bases más precarias que la del engaño de emitir moneda sin respaldo de metales, de una convertibilidad o algún principio de limitación equivalente. Todas las variaciones en el valor del circulante son un engaño: destruyen los contratos existentes y las expectativas y el efecto de esa alteración hace que todo compromiso o emprendimiento financiero de largo plazo se vuelva insostenible.
Con todas las prevenciones que puede tener que la creación de circulante dependa solamente de la accidental producción de oro, es mucho más grave cuando la creación de circulante es dejada al arbitrio de un individuo o un comité, que pueden tener cualquier grado o clase de interés que se beneficie por la fluctuación artificial de los patrimonios; y que tienen, de todos modos, un fuerte interés en emitir moneda sin respaldo, ya que cada emisión es una fuente de ganancias.
Sin contar que los emisores estatales de deuda siempre tienen un interés directo en bajar el valor de la moneda en que están endeudados. Tal poder, quienquiera lo detente, es un mal intolerable." (Principios de Economía Política, 1909)
Copiado de Dardo Gasparre.
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