El fuerte déficit energético es un problema enorme desde hace poco más de 11 años. El ministro de Planificación, Julio De Vido, sigue en su cargo en un insólito premio a la política más desastrosa que haya habido en el sector por su implacable capacidad de destrucción.
Allí se advierte también para los próximos años una necesidad descomunal de pesos y dólares. El propio Gobierno, que quiere asustar con el supuesto ajuste que harían otros, ya mandó al Congreso un proyecto de presupuesto que rebaja las partidas en subsidios energéticos. Una buena poda va para la poco transparente Enarsa, siempre envuelta en sospechas de corrupción.
Kicillof y Cristina parecen advertir que lo que ellos dejan es insostenible, pero quieren que lo arregle otro, al que ellos seguramente criticarán desde sus cómodas poltronas de supuestos progresistas.
Copiado de Es la inflación lo que no admiten Axel y Cristina, artículo de Jorge Oviedo.
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