La manera en que el hijo de un soldado de a pie en la Revolución comunista de Mao Zedong fue catapultado a la fila superior de la élite global es una historia arquetípica de la transición de China hacia el capitalismo, así como de las desmedidas oportunidades que presenta a aquellos con el talento o las conexiones; o en el caso de Wang, ambas. Sin embargo su historia también es singular. Formó uno de los portafolios de bienes raíces más valiosos en una nación en la que el estado conserva la propiedad de toda tierra.
Un estudio de “The New York Times” sobre su éxito proyecta una luz sobre la opaca intersección de negocios y poder en las cumbres de la economía china, donde la competencia del mercado a menudo es distorsionada por los caprichos de dirigentes del Partido Comunista. Los empresarios han impulsado crecimiento acelerado en China durante más de tres décadas, pero deben alcanzar algún arreglo con el partido. Wang dice que ha prosperado entregando lo que ansían ambiciosos funcionarios del partido: un aparador de desarrollos de bienes raíces que impulsen el crecimiento y apuntalen sus carreras. A cambio, dice, los funcionarios le venden los derechos para urbanizar lotes selectos de tierra a precios bajos.
Un magnate entre el poder y los negocios, de Michel Forsythe para The New York Times.
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