Salió el segundo tomo de la trilogía de Francis Fukuyama sobre la historia (y el futuro) de las instituciones políticas. En 2011 'devoré' el primero, y escribí una entrada inspirada en algunas de sus ideas. Fukuyama argumenta que el óptimo en política se alcanza cuando un país logra la triple combinación de un Estado fuerte (1), pero limitado por el imperio de la ley o rule of law (2), y capaz de rendir cuentas a los ciudadanos (3). Los criterios, bautizados El camino a Dinamarca, parecen salir de Montesquieu-Diderot-Adams o ... del Banco Mundial. La reseña de David Runciman para el Financial Times contiene una frase sobre Argentina: "Argentina has squandered many of its advantages because its politicians got their big political choices wrong". En momentos en que fracasa estrepitosamente otro invento peronista, la lectura de Fukuyama tal vez nos ayude a entender mejor por qué el caos se apodera invariablemente de las democracias carentes de contrapesos institucionales.
Copiado de Contrapesos.
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