"Para un liberalismo moderno nadie debe quedar excluido de la realización de sus potencialidades ni del uso de su libertad por razones ajenas a su voluntad, como lo son sus condiciones de nacimiento u otras similares. En este caso existe el deber de la solidaridad, es decir, de redistribuir parte de la riqueza de una manera que cree una igualdad básica de oportunidades que haga legítimas las disparidades que naturalmente se producirán en una sociedad libre. Cuando los liberales no han advertido la importancia clave de este aspecto o no han apostado decididamente por emparejar la cancha han terminado deslegitimando su propia causa y abriéndole las puertas a la igualdad de resultados propia del socialismo con todas sus consecuencias destructivas para la creatividad y el dinamismo sociales.
Ahora bien, desde una perspectiva liberal es muy importante la forma en que se realiza esta redistribución dirigida a crear una igualdad razonable de oportunidades. Lo que se busca es dar más poder a los individuos, empoderarlos, y no aumentar el poder que otros ejercen sobre ellos. Esta es la diferencia clave con el pensamiento socialista que empodera al Estado y somete a los individuos para hacerlos iguales. Es en base a este ideal de igualdad, que potencia la libertad y la diversidad, que debemos y podemos enfrentar la ofensiva socialista hoy en marcha. imagesDe ello dependerá si Chile se orienta, con las palabras de Tocqueville, hacia “la servidumbre o a la libertad, a las luces o a la barbarie, a la prosperidad o a la miseria”."
De Mauricio Rojas en ¿La igualdad socialista o la igualdad liberal?
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