"Caminó hasta el gallardo y musculoso ingeniero y sin previo aviso le pegó un puñetazo en el hígado. Fue tal la sorpresa de la víctima que el golpe le dolió más de lo que en verdad le había dolido. Deportista al fin, acostumbrado a los entreveros, el ingeniero se recuperó con rapidez y le devolvió dos o tres castañazos. El enano cayó al piso y el ingeniero lo castigó con varios puntapiés asesinos. Toda la comunidad escolar observaba sin entender ni intervenir, con morbo y a la vez con espanto"Copiado de La lección de un pequeño gigante
domingo, diciembre 26, 2010
La lección de un pequeño gigante
Me encanta como escribe Jorge Fernández Díaz
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