No me imagino a la Jefa de Lázaro, un sábado a la tarde, yendo al cine, ni paseando en bici por el barrio, ni muchísimo menos jugando al chinchón con las amigas, entre otra razones porque no se le conoce ninguna.Intuyo que el pasatiempo predilecto de esta gente es recorrer tesoros y pasarle el plumero a los billetes. Después de 30 años en la función pública juntando mosca, si cada tanto no los plumereás un poco, se te llenan de polvo, se arruinan y después no los podés usar para la liberación. Es sabido que para hacer una revolución como Dios manda, hacen falta billetes en buen estado. Eso es en la teoría.En la práctica, para la rascada de revolución que dicen haber hecho estos falsoprogresistas, si los billetes están medio baqueteados no pasa nada. Te los toman igual.Por decirlo con la mayor claridad posible: desde La Gran Conductora de la Emancipación Latinoamericana hasta los valijeros para la liberación, todo fue una gran cadena de chapuceros improvisados.
En La manera argentina de chorear, por Alejandro Borensztein.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario