Elegido gobernador de San Juan, después de Pavón, en sólo dos años, se lanza al torbellino de la acción, acuciado por una fiebre de progreso, fiebre opresiva y angustiosa que le hace ver cada día de su vida como si fuese el último. Promueve la legislación de imprenta, blanquea los frentes de las casas, empezando por la suya, manda a empedrar las calzadas, crea la nomenclatura de las calles, numera los edificios de acuerdo con un plan racional, levanta un hospital, una escuela monumental en la Capital y otra en los pueblos, construye baños públicos, organiza la policía municipal, funda un cementerio, crea el alumbrado, realiza el alcantarillado, manda a organizar el catastro y se lo ve los domingos por la mañana, personalmente, cuidando las plantas de los parques públicos. Enseña a la población a consumir verduras y hortalizas, como complemento de la dieta de carne, y él mismo las cultiva en la plaza de San Juan y las reparte entre los vecinos.Los paisanos se persignaban: "¡Come pasto!", decían.
martes, noviembre 19, 2013
Sarmiento Gobernador
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