sábado, abril 23, 2011

Planeta de los simios

La Argentina tiene el privilegio de ser uno de los escasos países, tal vez el único, en que los humanos genuinos aún abundan. Mientras que el resto del mundo ha sido conquistado por gorilas, bestias toscas que no entienden nada, la Argentina sigue siendo el hábitat preferido del homo sapiens sapiens. A veces llegan noticias desde el exterior que nos informan que en Europa y Estados Unidos todavía existen algunos reductos académicos en que humanos valientes se resisten a someterse a la dictadura planetaria del gorilaje, pero hasta ahora los esfuerzos de tales combatientes intelectuales por hacer frente a la campaña de desprestigio librada por los enemigos del bien no han servido para mucho. A juicio de sus colegas, son tan excéntricos como los partidarios de Muammar Gaddafi o Saddam Hussein.

Por desgracia, comunicarse con el mundo gorila no es del todo fácil. Como acaba de recordarnos un representante destacado del género humano, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, los simios sólo saben decir "estupideces", cosas "horribles", gruñidos típicos de animales ignorantes. Fernández aludía a las opiniones del escritorzuelo Mario Vargas Llosa, autor –según la kirchnerista rabiosa Diana Conti– de "Las venas abiertas de América Latina", una obra que otros atribuyen al uruguayo semihumano Eduardo Galeano, pero parecería que a su entender el título reflejaba el sadismo notorio del peruano que, por motivos desconocidos, el año pasado consiguió apropiarse de un Premio Nobel, y a las del ensayista español Fernando Savater.
Párrafos iniciales de Planeta de los simios, artículo de James Nielson.

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