lunes, septiembre 25, 2017

La eterna adolescencia económica

La ayuda occidental a los países más pobres de África es muy importante. Con frecuencia cubre porcentajes muy altos de su producto nacional. A eso se agregan las cancelaciones periódicas de la deuda.
Bueno, dirán algunos ¿qué hay de malo? Hay mucho de malo, porque tantas ayudas no estimulan el crecimiento en absoluto; alimentan en cambio la eterna adolescencia económica y la irresponsabilidad política africanas. Los gobiernos africanos saben muy bien que aunque malgasten la ayuda, los países occidentales, acuciados por los remordimientos, les darán más. Peor aún: la ayuda distorsiona las instituciones políticas, tomadas a menudo por gobernantes corruptos que se adueñan del botín de la ayuda y con ella construyen su riqueza y su dominio. Y puesto que el secreto del desarrollo es el acoplamiento virtuoso entre las buenas instituciones políticas y los correctos incentivos económicos, la ayuda mata el crecimiento e inhibe el desarrollo. Pero entiendo: es más fácil y más popular condenar a los "países desarrollados" que invocar la democracia y el buen gobierno en los países pobres; aunque esto, también, equivale a tratarlos como adolescentes eternos. A Borges, más cáustico que irónico, no le gustaba "el rasgo demagógico de Cristo". ¿Qué diría del Papa?

Copiado de
Que pensaría Borges del Papa.

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