Mauricio es el chef in chief. En la Fundación Pensar se plantó frente a veinte economistas experimentados y les dobló el brazo: apostó a que se podía levantar el cepo en 24 horas. Y se pudo. Se trata del mismo chef que contando hoy con herramientas para recalentar el consumo con emisión inflacionaria, como hizo Cristina después de devaluar en 2014, ordenó atarse las manos y vadear el río: no quiere crear un falso veranito ni un consumo insustentable para ganar las elecciones, a costa de tener que lidiar luego con una nueva quiebra financiera. Es una decisión histórica, cuya efectividad sólo podrá verificarse la noche de las urnas.
De Jorge Fernández Díaz en Las caras de un espectáculo que mete miedo.
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