El problema con todas estas cosas (N de la R: habla de Twitter) (también con el Facebook, los blogs, etc) es que uno sabe demasiado sobre lo que piensan las personas. En las viejas épocas (no tan viejas, hará diez años) uno podía conocer a alguien y hacerse amigo sin saber cuál era su opinión sobre la mayoría de las cosas. Quizás el tema de la pena de muerte, por ejemplo, saldría durante alguna conversación animada, meses o años después de haberse conocido, entre secas o vasos de vino, y uno se sorprendería con el hecho de que esa persona tan simpática y divertida estuviera a favor. Pero por supuesto eso se transformaría en una cualidad peculiar del amigo, un rasgo original de su personalidad, una característica que uno aprovecharía para cargarlo y llamarlo facho hasta con cierto cariño.Visto, leído y copiado de Puto el que lee, El blog de Dieguez.
Ahora, en cambio, si veo alguien en Facebook que es miembro del grupo “A favor de la pena de muerte”, ya me parece un pelotudo a quien prefiero lejos de mi vista.
domingo, agosto 16, 2009
Con Twitter y Facebook uno sabe demasiado
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