domingo, julio 08, 2018

Las alternativas que tenía Macri

Un gobierno sin mayorías parlamentarias, acosado por un partido destituyente y hegemónico, sembrado de sindicatos mafiosos, narcos y organizaciones sociales agresivas, con un 30 por ciento de pobreza, media población laboral en negro, sin soberanía energética, una cultura populista asentada y con una hipoteca financiera colosal, estaba condenado a la derrota y a la incineración. Tenía tres alternativas: seguir adelante y terminar como Venezuela, provocar un shock y volar por los aires, o ejecutar un programa gradual y rogar que las condiciones climáticas de mercado le permitieran alcanzar la otra orilla. Eligieron el gradualismo, que por supuesto no conformaba a nadie. El kirchnerismo lo acusaba a Macri, en plena era gradual, de ser un carnicero monstruoso e insensible; los ortodoxos, de ser un "kirchnerista de buenos modales", y todos los demás de no ser más rápido y ambicioso con la recuperación. Qué bien que estábamos cuando creíamos que estábamos mal, ¿no? Porque extrañaremos el gradualismo, amigos. Se los aseguro.

El clima externo cambió de manera dramática, hubo una combinación de mala suerte y mala praxis, y la Brigada de Explosivos no logró desarmar la bomba de la señora. Su delfín Agustín Rossi les recriminó esta semana a los legisladores del oficialismo haber chocado el barco. Le faltó contar unos pocos detalles: ese buque se llamaba Titanic, lo dejaron a pocas millas náuticas del iceberg, apostaron desde el minuto cero a un naufragio y ahora se proponen como rescatistas solventes.

Copiado de Los que atizan sin querer las llamas del populismo.

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