Un estudio revela que cinco provincias del centro y el norte del país tienen los valores más altos; la exposición a través del consumo aumenta la posibilidad de padecer enfermedades crónicas o graves.
Uno de cada 10 argentinos vive en una zona donde el agua está contaminada con arsénico y su consumo en el tiempo puede causarle enfermedades, como cáncer, anemia o problemas de la piel. La falta de inversión en el suministro de agua potable agrava este escenario.
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