"En 2007, una apreciación para contener la inflación era el sueño conservador de neoliberales noventistas. En 2013, una depreciación para aligerar la fuga de capitales y acelerar la economía es el sueño conservador de sectores concentrados (y, por qué no, de neoliberales noventistas). Así, en seis años el dólar alto mutó de factor de desarrollo a fantasma destituyente. ¿Cómo reconciliar este derrotero accidentado dentro de un mismo relato oficial?"
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