"Es curioso que una presidenta considerada progresista y firme defensora de la salud pública decida internarse en un sanatorio privado. No está sola Cristina: esa actitud es compartida por muchos políticos que se dicen nacionales y populares pero que, a la hora de la verdad, cuando los involucrados son ellos o sus parientes, optan por la medicina o la educación privadas.
Con este doble discurso, la salud y la educación públicas quedan para quienes no pueden pagar algo mejor, en una de las asignaturas pendientes más injustas de nuestra democracia."
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