El país, aun cuando los exaltados no lo perciban, necesita consensos. No acuerdos que debiliten al Gobierno o domestiquen a la oposición. Compromisos que sólo aparten de la puja algunos temas que no admiten discrepancia. La democracia es contrapunto, pero debe serlo en el mismo sentido que la palabra tiene en música: concordancia armoniosa de voces contrapuestas.Rodolfo Terragno en su artículo Los cuatro años que vienen.
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